Sentado frente al mar,
con el devenir de las olas,
no dejo de pensar
en las historias mudas que no se
cuentan.
Testigo silencioso,
el mar acoge a sus gentes,
aunque por muchas veces
severo en sus decisiones.
Almas de marineros,
que en su corazón fuerte late,
la sangre como un oleaje
que les hace vivir.
Con tan sólo un pensamiento
años de memoria
entre las personas que te habitan
y a las almas que das morada.
El mar, dulce cautivo,
aunque salado en cuerpo,
hipnotizas a tus criaturas
e inmortalizas sus historias.
Barcos que te surcan,
veleros que te navegan,
pequeñas barcas que se te arriman
para poder de ti vivir.
Historias nobles,
de nobles hazañas,
hazañas que te engrandecen
más te engrandecen con sus
historias
Hijos de patria,
que suelo no pisaban
ante ti derramaban
sangre, sudor y lágrimas.
Hazañas de navegantes,
que te surcaban desafiantes,
buscadores de tesoros
que con el tiempo cuenta dieron,
de que el tesoro eras tú.
Escrito por Juan Carlos Tamayo
Me encanta!
ResponderEliminarMuchas gracias por leerlo, ante todo, y después me alegro que te haya gustado. Un cordial saludo
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