Una mañana
cualquiera, de un día cualquiera, en cualquier lugar del mundo, al levantamos nos
miramos al espejo y solo advertimos nuestro rostro en el mismo, sin percibir
que detrás de nuestra apariencia, tanto interna como externa, hay una historia
que nos remonta a lo más profundo de nuestro origen como especie.
Mi admirado Bermúdez de Castro
comentó que, en la década de los años 80 del siglo pasado, hubo una gran
controversia referente a la posible hibridación entre Neandertales y Homo
Sapiens, la cual se zanjó con el planteamiento de que era imposible porque se
trataban de especimenes de homínidos diferentes, siendo nuestro yacimiento de
Atapuerca (Burgos) donde se empezó a pensar que esta hibridación habría sido
posible. Pues bien, el tiempo y la ciencia genética han puesto sobre la
palestra una información que vuelve a reabrir este debate con auténticas
evidencias, y puede demostrar que este cruce entre especies fue posible. Esta
investigación fue realizada por el Instituto Max Planck de Biología Evolutiva,
en Leipzig, Alemania. El estudio de estos científicos se presentó hace dos años
y descifró la secuencia completa de ADN nuclear de tres Neandertales y los
compararon con ADN actual de los seres humanos que habitan el planeta, y
sorprendentemente, y en contra de lo que marcaban las teorías mas ortodoxas,
demostraron que los Neandertales se hibridaron con nosotros en un valor
porcentual que iba de entre el 1% y el 4% del ADN de europeos y asiáticos
compartiendo genoma con esta especie extinta, por lo que me planteo una
pregunta, ¿Se puede hablar de especie extinta o por el contrario siguen con
nosotros, en lo más profundo de nosotros mismos?, sin embargo esta hibridación
no se contempla en africanos.
Si no era bastante controversia
estos datos, ahora han salido a la luz más descubrimientos científicos que
no hacen más que añadir nuevas piezas al puzzle académico que teníamos hasta
ahora, me refiero al descubrimiento de los fósiles de Denisova y la descodificación
de su código genético a cargo del científico Svante de Pääbo. La creencia es
que solo compartieron línea del tiempo Neandertales y Sapiens, sin embargo
Pääbo ha logrado descifrar el genoma de esta nueva especie, sorprendentemente
emparentada con los Neandertales, pero por su morfología nuclear una especie
totalmente diferente, datando sus huesos en el 80000 a .c. aunque para
añadir más controversia fueron encontrados en los estratos de 50000 a 30000 años.
Las técnicas de ADN están
revolucionando el estudio de los fósiles. Meyer y la Universidad de
Leipzig, han logrado partir hebras simples de doble hélice en lugar de las dos
hebras que se suele analizar en las investigaciones genéticas, logrando de esta
manera multiplicar la cantidad de ADN del fósil, por ejemplo de Denisova,
siendo esta muestra de tan solo 10 miligramos.
Los resultados son muy precisos y
han podido determinar, con tan solo una falange encontrada, que los restos fósiles
pertenecen a una mujer y que poseía 23 pares de cromosomas como los humanos
actuales. Las investigaciones de Denisova a partir de estos hallazgos no se detienen,
yendo mas allá, y se empieza a comparar con las poblaciones actuales, tal y
como se hizo con los Neandertales y asombrosamente existe ADN denisoviano a un
nivel del 3% en las gentes de las islas
del sureste asiático y en los aborígenes australianos.
Con estos datos tan fidedignos me
sigo planteando más y más preguntas, ¿Somos realmente quienes pensamos ser?,
¿Somos producto de una hibridación de varias especies de homínidos?, ¿Podremos
por fin saber algún día nuestros orígenes gracias al ADN y la genética? ¿Hacen
tambalear, estos últimos descubrimientos, todo lo que sabíamos hasta ahora
sobre nuestra especie?
Así podría seguir haciéndome
preguntas hasta casi el infinito, pero muchas veces por más que pensemos que
sabemos algo con certeza sobre ciertas cosas, siempre se abre una puerta a
nuevos descubrimientos, nuevos hallazgos que se difuminan entre las bases de
las ciencias académicas, haciendo que soñadores como yo tengamos un universo inmenso
ante nosotros y renueve nuestro espíritu de ansias de conocimiento y búsqueda
de una verdad aunque, quien sabe, podría convertirse en relativo, como todo en este
maravilloso mundo.
Juan
Carlos Tamayo
Bibliografía
- Ann Gibbons, Science
2012
- Svante de Pääbo,
Science 2013
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