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viernes, 25 de julio de 2014

La Deshumanización Ordenada

Cuando una persona camina por la calle, muchas veces ajeno a lo que le rodea, no es capaz de advertir, viendo a esos niños jugando con sus padres, a esas parejas de enamorados que deambulan acarameladamente, a esos trabajadores incansables que hacen nuestra cotidianidad más sencilla, que detrás de todos nosotros hay episodios oscuros, de abismo moral, que nos merman en nuestra calidad y cualidad humana. Porque a lo largo de la historia hemos sido marcados por episodios genocidas de contrastada depravación y humillación. Pero vamos a centrarnos para este trabajo en un episodio brutal localizado en nuestra todopoderosa Europa, a la que exhibimos como paradigma de lo “social” y “cultural”, me refiero al genocidio acaecido en los campos de exterminio nazis en Auschtwitz durante la Segunda Guerra Mundial. En concreto nos vamos a centrar en los rituales de iniciación al campo, los “Lager”.
 En las sociedades humanas, son cotidianos los rituales que suelen simbolizar los cambios sociales que marcan nuestras vidas y la de todos los que nos rodean, familiares, amigos, vecinos, etc. En este trabajo examinaremos los rituales de iniciación en Auschwitz, situado en Polonia. Basaremos nuestro análisis en el magnífico trabajo etnográfico realizado por la profesora Paz Moreno, concretamente en el capítulo tercero de “En el corazón de la zona gris. Una lectura etnográfica de los campos de Auschwitz. Rituales de iniciación al campo”.
El antropólogo francés Van Gennep en 1909 definió los rituales de paso tan frecuentes en nuestras sociedades, los cuales agrupó en varias fases, como son el nacimiento, la pubertad (que la define como la entrada en la vida compleja de una sociedad), el matrimonio, la reproducción y la muerte. La característica principal de estos rituales es marcar la transición de un modo de vida a otro, es decir, la transición de estatus a lo largo de nuestra vida, ya sea a nivel individual como dentro de nuestra propia comunidad.
Van Gennep, a pesar de las variantes culturales así como del paso de los años, plantea un esquema que permanece casi inalterable al tiempo y cuya estructura divide los ritos de paso en tres partes: “un periodo de separación, donde se deja atrás el viejo estatus; otro intermedio o de transición denominado marginal, marcado por la ambigüedad; y un tercero de reincorporación o agregación”. Estos rituales de paso suelen venir acompañados por marcaciones físicas que representan el nuevo estatus que adquiere la persona, bien sea en sus ropas, peinados, ornamentos o tatuajes. Hay que dejar claro, como argumenta Turner, que los rituales de paso no siempre implican un ascenso social, “La degradación ritual ocurre tanto como la elevación. Los consejos de guerra o las ceremonias de excomunión crean y representan descensos, no ascensos” (Turner, 2002:96).
Ahora vamos a centrarnos en el “lado oscuro” de los rituales de paso que nos importan en este trabajo que son los ocurridos en los campos de concentración, pero antes debemos aclarar varios conceptos generales que ocurren en todos los procesos de privación de libertad como son por ejemplo los esclavos y su procesos de convertirse en los mismos, y conociendo esto podremos extrapolar estos procesos al los campos de Auschwitz. Cuando los esclavos se iniciaban como tales debían pasar por dos fases previas, bien delimitadas y auspiciadas siempre por el amo, que serian en primer lugar una separación de la sociedad esclavizante cuyo propósito era desvincularlo de su medio social; y en segundo lugar sufriría una introducción como un ser no-social. Los rituales pueden variar según la sociedad, pero básicamente suelen seguir unos patrones que después encontraremos una semejanza, casi milimétrica, producidas en los procesos rituales en los campos de concentración nazis, estas marcas simbólicas de esclavitud serian: 1) Rechazo simbólico del pasado del esclavo, 2) Cambio de nombre, 3) Imposición de marcas visibles de esclavitud y 4) Asunción del nuevo estatus.
Ahora vamos a centrarnos en el caso de la “Shoah” (Catástrofe del Holocausto), en los procesos iniciáticos a la deshumanización que plantea la profesora Paz Moreno, cuya característica principal sería el caso de técnicas de deshumanización extremas como método de dominación absoluta. En nuestra disciplina, y como hemos señalado con anterioridad cuando hemos hablado de Van Gennep, los ritos de paso constan de varias fases y nuestra misión en este ensayo es utilizarlas para intentar explicar el proceso de los prisioneros en los rituales de iniciación al campo, que va desde que son arrancados de su entorno habitual hasta que se convierten en un “Häftling”, es decir  un número, y por último los procesos de reinserción a la vida social tras la liberación.
Siguiendo el esquema que nos plantea Paz Moreno en  su estudio etnográfico “En el corazón de la zona gris”, iremos analizando cada uno de los ciclos de deshumanización, y en las fases en que se dividen, que someten al prisionero a la muerte social y física.
El primero de los ciclos podemos dividirlos en dos etapas iniciáticas que enmarcan a las dramáticas frases de deshumanización. La primera de las frases la denomina “Detención/muerte social”, anterior a la llegada al campo donde el prisionero ignora que se está iniciando en algo, se destruye su pasado con la incertidumbre de no saber dónde va y lo que es muy importante, la incertidumbre le hace más vulnerable. En la segunda de las fases de este primer ciclo que será “El transporte/marginalidad”,  podemos decir que es donde termina el humano y comienza el prisionero, en lo que será un proceso de destrucción de la condición humana, siendo el último momento en que conviven con familiares, amigos o conocidos, y como fase de transito que era se convierte en el último elemento de referencia fijos para los que sobrevivieran a la catástrofe poder contar sus testimonios, ya sean directamente mediante sus biografías o conferencias o mediante los memoralistas como por ejemplo Primo Levi. Y ahora pasamos a la tercera fase y última del primer ciclo de deshumanización que no es otro que “La rampa/selección”, donde se quiebra el grupo familiar convirtiéndose en victimas individuales, siendo la culminación la selección de los “aptos para el trabajo” de cada fila, sin saber para que estaban siendo elegidos y que la separación de sus familiares implicaba que seguramente no volvieran a verlos nunca; perdiendo cualquier tipo de referencia, ignoran el significado de lo que están viviendo y sólo cobrará sentido posteriormente, cuando los veteranos del campo les cuenten el significado de las filas en la rampa, significando el final de sus vidas tal y como las habían vivido antes.
Hay que destacar que en Auschwitz no hay muerte sino destrucción, ya que desaparecen las referencias culturales y rituales humanas. Como ejemplo explicativo de estas tres fases que hemos descrito con anterioridad pondremos el testimonio de Jossef Glück que “fue empresario textil en Klausenburg y fue detenido el 10 de mayo de 1944 por ser judío. Fue introducido en un tren el 11 de junio en el cual viajaban 2800 personas. Al llegar a Auschwitz seleccionaron a 400 para trabajar y el resto fue gaseado, su esposa, sus dos hijos, su madre, su hermana con sus dos hijos, su hermano y su cuñada habían viajado en el mismo transporte” (Moreno, 2010: 73) 
La segunda etapa de este primer ciclo sería la deshumanización total dentro de los “lager”, esos procesos que culminarían con la conversión del prisionero en un “häftling”, es decir un simple número. La primera de las fases de esta etapa la denomina Paz Moreno como “La rampa después de la selección/primera noche en el campo” que sería el comienzo de esta segunda iniciación, es decir, tras la selección de la rampa comienzan las ceremonias de humillación y degradación que sería donde las personas recién llegadas dejan de ser personas y cuyo fin de los captores sigue siendo la anulación de toda voluntad humana. Cabe destacar que la gran parte de estas ceremonias de humillación eran protagonizadas por otros prisioneros, generando más odio entre los propios prisioneros que se veían ultrajados por sus iguales, herramienta de miedo que utilizaban los nazis para controlar los campos con un número de guardias desproporcionado respecto al gran número de prisioneros. Los prisioneros serian apaleados, vejados y maltratados, desposeídos de cualquier pertenencia de su vida anterior y eran tatuados con un número en su brazo izquierdo. Este número, además de servir para identificar al prisionero cumplía una doble función, servía para estigmatizarlo de por vida, desproveyéndolo de su identidad humana. Para concluir con este ciclo hablamos de la tercera etapa, la del “prisionero”, donde el recién llegado se ha convertido en un número que porta los emblemas del nuevo estatus (cabeza rapada, pijama de rayas, número en el brazo izquierdo, etc ) alejado de la pertenencia a la especie humana; por ejemplo los símbolos como el rapado y el afeitado de la cabeza disminuía las diferencias entre los “hälftling” habiendo sido el cabello largo un rasgo distintivo entre géneros y un símbolo de la feminidad, y esto junto con la misma vestimenta y la apariencia física que se adquiere en el “lager” por razones obvias de desnutrición, podemos percibir el resultado final de una deshumanización de los prisioneros.
En el segundo y último ciclo Paz Moreno, que denomina como “Ciclo imposible”, nos comenta que los testimonios sobre el campo podrían leerse aisladamente en tres periodos diferenciados, por un lado los dos primeros de los que hemos hablado con anterioridad de “separación” y “periodo marginal o liminal” y por último el periodo de agregación que sería el periodo de liberación, curación y regreso a la vida social de los supervivientes de la shoah. Pues bien atendiendo a esta última fase, Moreno se basa en dos memoralistas como son Primo Levi y Charlotte Delbo, que reinterpretan de dos maneras diferentes estas consecuencias en los procesos de reinserción, porque debemos de recordar que los memoralistas son las fuentes principales de información sobre los deshumanizados actos que ocurrieron en los lager. Desde el punto de vista de Primo Levi trata la vergüenza y la culpa al volver a ser humano, es decir, para él el momento de la liberación estuvo dominado por sensaciones de vergüenza y culpa, porque ellos habían sobrevivido mientras que millones de personas incluidas familiares, amigos y conocidos habían desaparecido en el humo de los campos de exterminio. El otro punto de vista es el de Charlotte Delbo, una activista política francesa, que cuando fue detenida pensaba que estaba preparada para lo peor, para lo que convencionalmente pensaban que se le hacían a los enemigos políticos, pero cuando llego a Auschwitz se encontró con lo inconcebible. Su memoria quedo escindida entre el antes y el después del campo de concentración.   
Para concluir me gustaría personalizar una opinión y decir que he aprendido mucho con la lectura, asimilando muchos conocimientos pero conocimientos dolorosos, comprobando lo depravado del ser humano y lo peligrosas que pueden ser las ideas según la interpretación. Que el ser humano es capaz de lo mejor, por ejemplo cuando amamos o somos solidarios con nuestros iguales, pero también somos capaces de lo peor, capaces de someter a nuestros semejantes a procesos de deshumanización simplemente porque pensamos que somos superiores a los demás. Pero aún hay algo que me estremece mucho y es el mero hecho de pensar que no hemos aprendido de nuestros errores, que hay personas que se siguen creyendo superiores a los demás por lo que corremos el riesgo de caer en un bucle continuo de injusticias y poder seguir cometiendo genocidios como en la actualidad, como sin irnos más lejos en la extinta Yugoslavia. En los tiempos que corren, con aires de crisis, la xenofobia y el racismo siguen implantados con fuerza en nuestra todopoderosa Europa, atribuyendo la culpa al que viene de fuera, y es más no sólo al que viene de fuera, sino dentro de las propias naciones europeas existen distanciamientos de carácter racista entre las naciones europeas del norte con las del sur. 



 Juan Carlos Tamayo


 Bibliografía
-       “En el corazón de la zona gris. Una lectura etnográfica de los campos de Auschwitz”. Capitulo 3: 63-85. Paz Moreno Feliu 2010. Editorial Trotta.
- “Encrucijadas Antropológicas”. Paz Moreno Feliu 2010. Editorial Universitaria Ramón Areces.
-          Van Gennep 1986 (1909).
-          Turnner 2002: 96.

miércoles, 23 de julio de 2014

Presentación

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Mi nombre es Juan Carlos Tamayo y la intención de este blogspot desde luego no es enseñar nada a nadie, todo lo contrario, es una manera de compartir, con el que quiera entrar en este apasionante mundo de la Historia, la Antropología y el Misterio, inquietudes, investigaciones, publicaciones y reflexiones.